martes, abril 15, 2008


Dormí en la orilla de la cama, como las anteriores noches. No me movía mucho para no incomodarte. La luz de la laptop debajo de mi cama me molestaba un poco pero no me paré a apagarla, para no despertarte. Esta mañana me desperté muy temprano pero traté de seguir durmiendo, aunque sé que te gusta levantarte temprano, quería estar otro rato contigo en la cama. Me dio frío, qué feo el frío de otoño, tenía poca frazada y halé un poco para mi, después me volteé para tomar tu mano y seguir durmiendo pero no estabas. Abrí los ojos y no estabas. Ah, verdad. Ayer te fuiste a Chile. Miré la mesita y estaban tus mentitas. Esas que tomabas antes de darme un beso en la mañana y yo metía mi cabeza bajo la almohada para no desmayarte con mi aliento matutino y tu te reías. En el baño aun está tu jabón antialérgico criogénico o como se llame. Lo boté. Tus cigarrillos mentolados, los que compraste en Puerto Madero, seguro me los fumaré cuando se acaben mis Marlboro. Ya debes ir mas allá de Mendoza, con el sombrero que te compraste en la feria, durmiendo, seguro, porque llevabas como veinte pastillas para dormir. Y yo estoy en San Telmo.