domingo, mayo 06, 2007

Encuentro en Buenos Aires


Ayer en la mañana lo encontramos. Me imagino que lo habré mirado como miro a gente extraña, a la que me parece extraña a mi. Como a un fanatico de Pink Floyd pero aún más extraño. Estaba atado al poste por una de esas pitas que sirven como para elevar las cometas, pero más gruesa y sucia. Se notaba que había tratado de romper la cuerda con su boca porque estaba toda carcomida, pero obviamente no lo había conseguido. Era muy pequeño. Tal vez alcanzaba los ochenta centimetros de altura. Si, demasiado pequeño. Y era como gris, o algo parecido, como ocre, como triste, como color aburrido y triste. Debió ser por estar a la intemperie que su piel se decoloró, supongo. Pero él no estaba triste, por lo menos cuando lo encontramos. Estaba muy rabioso y hacía muchos gestos de furia. Se nota que no sabía hablar porque hacía unos ruidos que al principio me asustaron mucho, pero después nos parecieron super cómicos, y en medio de todo nos terminamos riendo. Yo fui el primero en acercarme, traté de hablar con él, pero era inútil. Después Javier sacó un poco de pan que tenía en la mochila y se lo tiró. Comió un poco. A mi se me hizo parecido a Gollum, pero Gollum hablaba algo y era verde. Este era gris, pero seguramente sacado de la misma historia. Este no tenía orejas pero si oía. Me di cuenta cuando por debajo pasó el subte y el se quedó como mirando hacia todo lado buscando el sonido. Le hablamos así no nos entendiera, le cantamos asi no supiera qué era la música. Después de diez o doce minutos salió una mujer de la casa, nos miró con cara de pánico, desamarro al hombrecito y lo metió a la casa. El hombrecito entró obediente pero haciendo los mismos ruidos asustadores y cómicos. Ya adentro alcanzamos a escuchar a la señora gritando:
-Camelia! Otra vez hay gente alimentando a tu padre en la calle! Te dije que lo entraras después de que orinara!
Nos quedamos mirándonos las caras, Javier recogió el poco de pan que había quedado en el piso y lo botó a la caneca.
Todos seguimos caminando callados y yo no pude dejar de pensar en el color del hombrecito. Habrá sido su piel gris natural? Se destiñó por la lluvia? O será que por miedo o por tedio decidió hacerse invisible camuflándose con el color de esta ciudad?